Estos son los apuntes para la presentación en el IV Seminario Internacional sobre Pensamiento Ambiental, realizado en noviembre de 2009 (gracias a Deborah Leal por hacer posible la realización de este encuentro en la Universidad Nacional de Costa Rica). [Bajar aquí la presentación (diapositivas)].
Una manera de abordar la relación naturaleza-sociedad está recogida por la noción de metabolismo entre sociedad y naturaleza, o dicho brevemente: metabolismo socio-natural. En este concepto, dicha relación se observa en sus aspectos físicos y económicos. Tres elementos que definen el metabolismo socio-natural en una sociedad dada son las formas de ocupación del espacio, las actividades económicas desarrolladas y los desechos y emisiones que resultan de todo ello.
El metabolismo socio-natural se puede estudiar desde dos perspectivas: una física donde lo que interesa son los flujos de materia y energía, los cambios de uso de suelo, etc. Esta es la perspectiva desarrolada por la socióloga y ambientalista Marina Fischer-Kowalski, por ejemplo. Otra es la perpectiva socio-histórica, donde lo que nos interesa son las formas de organizar y operacionalizar el metabolismo socio-natural. Esta es una perspectiva esbozada en algunos textos del biólogo y sociólogo mexicanoVíctor Toledo, que encuentra sus raíces en la noción que Marx tenía del trabajo como actividad transformadora de los elementos de la naturaleza.
Fusionando ambas perspectivas, uno puede entender el metabolismo socio-natural como la esencia misma de actividad económica, entendiendo los sistemas económicos (domésticos, nacionales, globalizados) como subsistemas de la biosfera. (Al fin y al cabo, los seres humanos somos otra especie natural más, y nuestros intercambios físicos con el resto de la naturaleza forman parte del mundo biofísico que habitamos).
La fusión de la perspectiva física y la perspectiva socio-histórica permite reconocer cinco dimensiones o momentos del metabolismo socio-natural. Con base en Marx y Toledo, se puede precisar un primero momento de apropiación donde las sustancias, organismos y energía “libres” en la naturaleza pasan a formar parte de los procesos de creación de valores de uso. Bajo esta definición general, la apropiación tiene lugar en actividades como la ocupación humana de un espacio geográfico, el aprovechamiento de fuerzas y energías naturales, la extracción de materiales y ejemplares biológicos; incluye la regulación de las condiciones de conservación y reproducción de plantas y animales, mediante domesticación, pastoreo, cultivo, e incluso modificación genética. También abarca nuevas actividades de creación de valor como la llamada “venta de oxígeno” y el ecoturismo.
Al acto contrario, la “liberación” en el ambiente de aquello que había sido apropiado, se le puede llamar retorno. Ocurre, por ejemplo, cuando los sistemas productivos y la población humana liberan materia y energía en la forma de fugas, vertidos, emisiones, calor disipado, etc. Existe seguridad de que el retorno ha tenido lugar cuando elementos y objetos antes apropiados salen de control humano y quedan sujetos a las fuerzas y procesos naturales.
Entre la apropiación y retorno se pueden definir tres momentos o estados en el metabolismo: circulación, transformación y uso final. En la circulación ocurre un traslado físico de materia y energía mediante la intervención humana. Pero no se trata de cualquier traslado físico, pues obviamente cualquier acción humana implica traslados físicos. La circulación que interesa es la que resulte significativa en la escala donde se analiza el metabolismo. Por ejemplo, si lo que se quiere es registrar los flujos entre el campo y la ciudad, todos los traslados de mercancías dentro de una misma ciudad pueden ser obviados.
Los momentos de transformación y uso son actos donde los objetos materiales se emplean en la función que se espera de ellos. Se trata de diversas formas de producción y consumo de recursos, organismos, bienes intermedios, bienes finales, energía, etc. La diferencia entre uso y transformación, en una perspectiva física, se encuentra en el grado de manipulación o intervención que se realiza sobre la materia en sí, lo cual define dos modalidades distintas de realizar el valor de los objetos.
En la transformación se somete el objeto a cambios que modifican sus propiedades estructurales, físicas o químicas, con el fin de incorporar su materia o energía en nuevos organismos, artefactos o flujos de energía. Es el caso de las actividades industriales pero también de algunos procesos domésticos tales como cocinar alimentos. La misma naturaleza material de estos procesos implica, según el lenguaje de la economía, una agregación de valor.
El uso final es otra forma de realizar el valor de los objetos, pero en este caso el objeto se toma tal cual sin más transformación que el desgaste habitual, conservando las funciones y propiedades estructurales, físicas y químicas del mismo. La materia y energía de estos objetos no se incorporan en nuevos objetos, pues su utilidad no depende de ello. Es el caso del uso corriente de la ropa, máquinas o infraestructura, etc. Se podría decir que este momento del metabolismo no agrega valor a los objetos, solamente los consume.
Estos temas, y su aplicación al estudio de los conflictos ambientales (o socio-ambientales) y del movimiento ecologista, los desarrollé en mi tesis de doctorado ("Metabolismo socio-natural y conflictos ambientales en Costa Rica y El Salvador, 1992-2007"). Una síntesis del marco teórico se encuentra en la Revista Centroamericana de Ciencias Sociales (Vol. 5, No. 2, diciembre, 2008), publicada por FLACSO Costa Rica.
El metabolismo socio-natural
Publicado por
El Editor
on domingo, 22 de noviembre de 2009
Etiquetas:
Ciencias Sociales,
ecología
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