La crisis económica y el desafío de la complejidad

De eso se trata el reto de la complejidad: lo que se nos aparece como una receta o explicación de aplicación general, en realidad sólo es válida bajo ciertas condiciones, sumamente restrictivas. El pensamiento simplificado se caracteriza por subestimar la importancia de la circunstancias particulares y aplica la receta "tal cual", casi siempre con resultados desastrosos.

"Complejidad" es una palabra que escucho y leo cada vez con más frecuencia. El otro día, en un Encuentro de Iniciativas de Comunicación y Medios Independientes (Ver aquí, también aquí) se hablaba de "visibilizar la realidad en su complejidad". Literalmente, alguien decía: "Los medios [de comunicación] tradicionales simplifican la forma en que ocurren las cosas. Los medios alternativos tenemos la responsabilidad de ofrecer visiones más ricas que sirvan como herramientas para que a la gente no se le diga qué hacer si no que pueda analizar su situación y se pueda orientar. Revalorizar a la gente, no simplificarla, tratamos de mostrar a los seres humanos en su mayor riqueza para comprenderlos y para actuar a partir de esa comprensión". Por otra parte, la Universidad de Costa Rica albergará a finales de febrero de 2010 el 4to Congreso Internacional sobre Transdiciplinariedad, Complejidad y Ecoformación (Ver aquí).

Me enteré de este congreso en una conferencia sobre "Complejidad y modelamiento de la mente", de Manuel Arce Arenales (Programa de Investigación "Cognición y Lenguaje", de la UCR: aquí). Uno de los temas de la conferencia fue la enorme capacidad del cerebro para abordar la complejidad de las interacciones interpersonales y a nivel de "tropa" (término empleado por Arce Arenales para denominar un grupo conformado por unas pocas decenas de personas).

En lo personal esta conferencia me dejó una inquietud: que más allá del nivel de "tropa", las capacidades humanas de aprehender la complejidad se vuelven muy limitadas. O para decirlo de una manera positiva: el ser humano tiene una gran capacidad para simplificar la complejidad mediante el proceso de categorización. Es decir, por algún proceso mental básico, la diversidad y singularidad de las personas, sus relaciones y circunstancias puede fácilmente quedar reducida a unas cuantas categorías. Categorías que simplifican la riqueza de la realidad, por ejemplo, cuando decimos los "ticos" somos así, los "nicas" son asá, el "desarrollo", etc. Esta capacidad de aprehender lo complejo mediante la categorización es obviamente de mucha utilidad pero al mismo tiempo es una barrera para la comprensión de las particularidades de cada individuo, cada situación o cada grupo social.

Las desventajas de la categorización tienen que ver con algo que podríamos llamar la "fetichización de las categorías": constantemente aprendemos conceptos pero desconocemos las condiciones de su origen, la necesidad social que llevó a su creación, y por lo tanto desconocemos la riqueza y variantes que encierran las palabras. Así terminamos apegándonos a conceptos o categorías rígidas que, eventualmente, se vuelven un obstáculo para enfrentar una realidad cambiante y de creciente complejidad. Para superar esa rigidez quizás se hace necesario producir y popularizar nuevos conceptos y nuevas teorías (relaciones entre conceptos).

Por ejemplo, nada tan actual para evidenciar las limitaciones del pensamiento económico estándar como la crisis financiera que se desató en el año 2008. A juzgar por una gran cantidad de publicaciones durante los últimos 16 meses, existe una conmoción --todavía no bien comprendida-- debido a que las nociones básicas de del pensamiento económico neo-clásico (neoliberal, desde otro punto de vista), se encuentran en el origen mismo de la crisis.

Algunas de las nociones desafiadas son la hipótesis de que los actores económicos se guían por "expectativas racionales". Otro concepto que debiera desecharse es el de "distorsión", el cual se basa en la idea --cada vez más difícil de sostener-- de que los mercados se regulan a sí mismos y que los resultados de esa auto-regulación son los óptimos desde un punto de vista social y económico, y que por lo tanto es una redundancia innecesaria o incluso un estorbo (una "distorsión") la intervención estatal. (Pero qué buenas resultan las "distorsiones" cuando el Estado interviene para salvar a los bancos !!).

Desde luego, los cuestionamientos a la simplificación en el pensamiento económico neo-clásico no son nuevos. Para mencionar un hecho no muy lejano, y que puso a los economistas tradicionales a discutir entre sí, recordemos la masiva protesta contra la OMC en noviembre-diciembre de 1999, en la ciudad de Seattle, Estados Unidos. Luego de esta movilización aparecieron libros como "El malestar en la globalización", de Joseph E. Stiglitz, donde se lee:

Tras la ideología del libre mercado hay un modelo [...] según el cual las fuerzas del mercado --la motivación del beneficio-- dirigen la economía hacia resultados eficientes como si la llevara una mano invisible. Uno de los grandes logros de la economía moderna es haber mostrado el sentido en que y las condiciones bajo las cuales la conclusión de Smith es correcta. Tales condiciones son sumamente restrictivas. (El malestar... , Editorial Taurus, p. 103. Énfasis nuestro).


De eso se trata el reto de la complejidad: lo que se nos aparece como una receta o explicación de aplicación general, en realidad sólo es válida bajo ciertas condiciones, "sumamente restrictivas". El pensamiento simplificado se caracteriza por subestimar la importancia de la circunstancias particulares y aplica la receta "tal cual", casi siempre con resultados desastrosos.

Tras la crisis capitalista más importante en casi 80 años, la economía dominante ha comenzado a reconocer sus simplificaciones. Ya se han presentando reacciones interesantes. Por ejemplo, Allan Greenspan, arquitecto de la desregulación financiera en Estados Unidos reconoce que se "equivocó" (Ver aquí, en inglés). Por otra parte, el especulador de las finanzas Georges Soros --que se hizo multimillonario por su conocimiento de la psicología humana, no precisamente por su apego a la doctrina económica--, recientemente anunció que dará 50 millones de dólares de su fortuna personal para "renovar el pensamiento económico" (Ver aquí, en castellano. O también entrevista, en inglés).

Por otra parte, el entusiasmo por las corrientes críticas dentro de la economía parece multiplicarse, aunque se reconoce que tomará varios años y una crisis más larga para que las nuevas ideas se abran paso entre el "establishment". La revista canadiense Adbusters dedicó un número a esta cuestión, dentro de su singular estilo "situacionista" (En inglés: Edición No.85). Uno de artículos relata rápidamente cómo desde el año 2000 se ha venido dando una rebelión en los departamentos de economía de algunas universidades en Francia, Inglaterra y Estados Unidos (Aquí, en inglés). Este movimiento tiene su propia revista, que se ve muy prometedora: Real-World Economics Review. Uno de los temas que necesariamente deberá abordar el nuevo pensamiento económico es la cuestión de la sostenibilidad, para lo cual le será necesario asumir la complejidad de las relaciones entre el sistema económico y la biosfera, tema del cual se ocupa la Economía Ecológica (Ver aquí).

En fin, segurmanete el concepto de complejidad seguirá rondando. Bienvenida su nebulosa complejidad.