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Como a mi cerebro le gusta hacer múltiples y extrañas asociaciones, fue inevitable para mí recordar una película de Seagal, titulada En Tierra Peligrosa (On Deadly Ground), de 1994. En este filme, el enemigo de Seagal es una empresa petrolera está contaminando el ambiente y avasallando a los pueblos indígenas de algún lugar de Alaska. Las explosiones y patadas posiblemente hayan ahuyentado al público culto, pero el trasfondo de la película es un conflicto ambiental recurrente en muchas partes del mundo.
Luego de volar por los aires una plataforma petrolera, Seagal termina dando una charla en el edificio de la legislatura del Estado, acusando a la corrupción de las instituciones reguladoras y la avaricia sin control de las grandes corporaciones. Tampoco se libran de señalamientos los medios de comunicación que protegen los intereses de las grandes empresas. Quizás usted quiera darle una oportunidad al discurso de Seagal, conciso, directo y bien ilustrado con imágenes del caos ambiental provocado por la avaricia capitalista: el extracto está en YouTube, en español (Discurso ecologista del actor Steven Segal - cierre de En Tierra Peligrosa) y en inglés (Ecologist speech by actor Steven Segal – Final scene of On Deadly Ground).
Nótese que la estructura narrativa del filme de Seagal aparecerá de nuevo en Avatar, de James Cameron. Ambas presentan un héroe, foráneo al pueblo indígena ofendido, que decide romper sus lazos con los usurpadores venidos del extranjero, y aliarse a la lucha de la población local. La palabra "avatar" viene del sánscrito y refiere a la llegada de los demonios a la Tierra, vía encarnación, según artículo en Wikipedia. Ciertamente, en la película, los humanos que descienden sobre el planeta Pandora, habitado por el pueblo Navi, se comportan como demonios.
El impacto de la película Avatar trasciende el mundo del entretenimiento, y hay diversos reportes de la movilización de símbolos y temas de la película en distintos conflictos ambientales y luchas territoriales en Ecuador( Avatar y pueblos amazónicos), Brasil (Avatar y el pueblo Kayapo) y Palestina (protesta al estilo Avatar).
Pero Avatar es mucho más que confrontación y contiene diálogos y escenas que invitan a la reflexión sobre el vínculo que como seres humanos tenemos con el resto de la Naturaleza. El relato de Avatar es algo así como un espejo inverso de la cultura moderna occidental, codiciosa y expansionista.
Lo que me resultó más interesante en Avatar, fue el fenómeno del Tsajelu, la conexión o vínculo de carácter neurológico que animales, plantas y el pueblo Naví pueden establecer entre sí. Por medio de unas estructuras que parecen tubos --o cables-- los distintos organismos del planeta Pandora pueden conectarse físicamente unos a otros. Las raíces de las plantas cumplen también esa función. De ese modo, todos los seres vivos pueden unir sus conciencias y la memoria colectiva de todo el ecosistema queda disponible para cada organismo que pueda “navegar” en la vasta biblioteca de imágenes, recuerdos, sentimientos. Les confieso que tuve que secarme algunas lágrimas ante una idea tan hermosa !! (idea similar, pero de signo anti-utópico, se explora en Matrix y Ghost in the Shell).
Lamentablemente, los seres humanos no podemos conocer directamente el senti-pensar del resto de seres vivientes, ni estos pueden alertarse unos a otros, interconectando sus conciencias, cuando dañamos el ecosistema. En el planeta Tierra, Natura no se moviliza para detener a los invasores.
El tema de la conciencia ambiental está, de alguna manera, tratado en El día que La Tierra se detuvo (2008), versión actualizada de un filme con el mismo nombre elaborado en 1951. En este caso es un “invasor” del espacio exterior el que viene a juzgar si la especie humana presenta un peligro para la continuidad de la vida en La Tierra. En la versión original el peligro era la guerra nuclear, en la versión reciente el peligro es todo el sistema económico-cultural-tecnológico dominante.
Hace un tiempo esta película me sirvió de excusa para una reflexión que titulé Ecología, Conciencia y Sistema (publicado en Informa-tico). El día que La Tierra se detuvo insiste sobre la palabra cambio: "podemos cambiar" es la frase que el personaje Helen Benson --bióloga-- repite una y otra vez en la película, a modo de imploración, ante un extraterrestre dispuesto a poner fin a la especie más destructiva del Planeta Tierra. Y al igual que Klaatu, el extraterrestre, muchos ecologistas nos hemos preguntado si como sociedad, como sistema, como cultura, como especie, podemos cambiar.
Como evidencia de la posibilidad de dicho cambio he colocado al inicio de esta página el link a un video muy cortito, que de una forma sencilla analiza cómo opera el sistema de extracción, transformación y consumo de las sustancias materiales que necesitamos en nuestra vida diaria (lo que se conoce como metabolismo socio-natural). El video también explica cuál es el impacto ecológico y social de estos procesos, y qué cosas podemos hacer para cambiar (La Historia de las Cosas, en Google Videos). Ojalá se tomen los 20 minutos que dura. El primer paso para cambiar el sistema económico-cultural-tecnológico dominante es comprender cómo funciona, tomar conciencia de su existencia. “Desafortunadamente, nadie puede decirte lo que la Matrix es, tenés que verlo por ti mismo”.